Sobre el miedo y otros milagros
- Ana Mer
- 22 sept 2019
- 4 Min. de lectura
Cada semana termino notando la terrible casualidad de que todas las personas a las cuales atendí se quejan de molestias en los hombros y espalda alta. Eso quizá no es muy curioso, la mayoría acumulamos tensiones en esa zona y suele causar dolor, lo curioso es que cuando miro los cuerpos de todas estas personas lo primero que noto es como colapsan sobre sí mismos. Sus hombros están plegados hacia adelante, sus columnas se curvan como en un acto inconsciente de protegerse... La corporalidad del miedo.

Pero, qué es el miedo?
Algunos especialistas en conducta humana dicen que el miedo los mantiene vivos y estoy segura que es cierto. El miedo es lo que nos permite estar alertas, percibir las amenazas y actuar acorde a ellas; pero, que sucede cuando tenemos miedo y no hay amenazas? O cuando las potenciales amenazas las creamos nosotros? Sería difícil catalogar los miedos, porque lo que para algunos de nosotros resulta aterrador para otros no. Lo cierto que hoy en día nuestros miedos no pueden compararse con los que debieron sufrir nuestros ancestros al tener que salir a cazar sus alimentos aunque es justo el mismo principio el que activa en nuestro cuerpo todos los detonadores de tensión... La misma tensión para cazar un mamut que para planificar la semana de trabajo que inicia el lunes, la misma para huir de los enemigos de la tribu vecina que la que se produce al enfrentarnos a un jefe o compañero de trabajo en una discusión...
Ahora bien... cómo funciona el mecanismo del miedo?
El miedo es un mecanismo que se encarga de hacernos conscientes de los peligros que nos acechan y que nuestro cuerpo experimenta en varias fases: nuestros teleceptores (ojos, oídos, olfato, tacto y gusto) detectan la señal de peligro la cual es interpretada por nuestro cerebro poniendo en acción a nuestro sistema límbico, (nuestro sistema límbico se encarga de regular las emociones de lucha, huida y es responsable de nuestra conservación, se encarga también de revisar constantemente la información del exterior obtenida a través de los sentidos, incluso cuando dormimos) y se activa la amígdala, que se encarga de liberar los químicos necesarios para ponernos en estado de defensa.
Nuestro cuerpo entonces pasa a sufrir los siguientes cambios : aumenta la presión arterial, aumenta la velocidad en el metabolismo, aumenta la glucosa en sangre, se detienen las funciones no esenciales, aumenta la adrenalina, aumenta la tensión muscular, se abren los ojos y se dilatan las pupilas. En algunos casos donde el miedo es extremo, pueden incluso desactivarse los lóbulos frontales (rigen nuestra capacidad de razonamiento y decisión) haciéndonos perder la noción de magnitud de la señal de peligro y el control sobre la situación.
Cuál es entonces el problema?

El miedo es un mecanismo saludable, el problema es que los estímulos que hoy recibimos, aunque no son de ninguna manera equiparables con los que vivían nuestros ancestros cazadores, son captados por nuestro sistema nervioso como muy intensos y ademas con una frecuencia que no nos permite descansar. Lamentablemente heredamos el instinto para tensionarnos y estar preparados, pero olvidamos como soltar esas tensiones y permanecemos en ese estado de manera permanente. Está permanencia nos agota y desequilibra la capacidad tónica de nuestro cuerpo convirtiéndolo en un amasijo de tensiones que no solo se acumulan, sino que de enraízan en nosotros y de las cuales es difícil desaparece luego porque se convierten en hábitos.
5 pasos para hacer renacer la capacidad de soltar:
1. Reconoce tus tensiones Regálate unos minutos cada tanto para percibir la forma en la cual tu cuerpo reacciona a las situaciones a las que te expones. Tu cuerpo escucha a tu entorno y se comunica protegiéndose de las situaciones que no le placen. La manera que reconoce mas sencilla es la de encogerse sobre si mismo produciendo tensiones en pecho y espalda, pero no quiere decir que solo las acumule allí! Has visto (o te has visto) como algunas personas tienen rictus particulares en sus ojos o en sus bocas o como repiten un gesto con las manos? estas también pueden ser señales de tensión.
2. Reconoce las situaciones aquellos las producen
Tómate el tiempo para notar como te sientes con tu rutina diaria y en cuales actividades o situaciones particulares detectas que tu cuerpo se tensiona. Nota también cuando el remanente de una situación estresante te acompaña y cuando te cuesta soltar.
3 Elige cómo te gustaría afrontar la situación Una vez hayas detectado una situación que te tense y te produzca todas las señales del miedo piensa en como te gustaría que idealmente se desarrollara esa situación y traza una estrategia.
4. Práctica visualizando Utiliza unos minutos para cerrar los ojos e imaginarte en la situación poniendo en practica tu estrategia. practica los detalles de como es tu respiración, como se percibe tu cuerpo, a donde miras, cuales son tus pensamientos y emociones. mientras mas detalles tenga tu vizualización y mientras mas la uses, mas efectiva va al repetirse la situación que te causa tensión.
5. Enfréntala y cuéntame La próxima vez que te encuentres en la situación que te causa tensión trata de traer a tu cuerpo las sensaciones que te produce tu visualización. Quizá no notes mucha diferencia la primera vez, pero te aseguro que la practica hace al maestro y en poco tiempo notaras diferencias importantes principalmente porque ahora estas prestando atención y estas usando el miedo!!
Cuéntame como te fue con estas recomendaciones!! puedes hacerlo en los comentarios o escribirme a elmejorusodeti@gmail.com Recuerda que también puedes seguirnos en IG @organ_labsomatico y enterarte de todo lo que hacemos para ayudarte a hacer #elmejorusodeti
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